Beauty In & Out: La influencia de la microbiota en la calidad de la piel.

Muchas veces "maquillamos" los problemas de la piel y solo tratamos por fuera, cuando en realidad debería interesarnos el origen del problema. Ahora sabemos que existe un estrecho vínculo entre el vientre, en particular nuestra microbiota, y la piel. De hecho, la investigación tiende a demostrar la influencia de la dieta en la composición de nuestra microbiota y en la apariencia de nuestra piel.

¿Cómo influye exactamente la salud intestinal en el aspecto de la piel?

Determinados factores de riesgo tendrán el efecto de trastornar el buen funcionamiento de nuestro organismo, y más concretamente de nuestro vientre. ¿El primero? Probablemente sea la comida. Sobreindustrializados, llenos de aditivos y pesticidas, demasiado cargados de azúcar y grasas de mala calidad, etc. Estos importantes cambios en nuestra dieta durante las últimas décadas han contribuido claramente al desequilibrio de la microbiota que afecta a todo el mundo, en mayor o menor medida.

Los investigadores han puesto de manifiesto recientemente la existencia de un eje microbiota intestinal-microbiota cutánea. Estas dos floras están íntimamente ligadas y cuando a una le va mal, inevitablemente afecta a la otra. Además, es una reacción en cadena, ya que este desequilibrio, llamado disbiosis, es una de las primeras causas de la porosidad intestinal.

¿Y qué es la porosidad intestinal? Es una condición de la barrera intestinal que se vuelve demasiado permeable y permite el paso de sustancias extrañas y toxinas, que luego campan a sus anchas por todo el cuerpo. Estos dos fenómenos dan como resultado la inflamación y el transporte de toxinas, que pueden, entre otras cosas, afectar a la piel, causándole todo tipo de daños: Exceso de impurezas, pérdida de flexibilidad, textura cutánea degradada, sequedad, piel apagada y desvitalizada... En otros casos, el daño es aún mayor con la aparición de acné, eccemas, psoriasis, etc.

Siempre hay que tener en cuenta que la piel es un órgano emuntorio, encargado de la eliminación de los desechos, por lo que su aparición está regulada por la sobrecarga de toxinas. Por eso es fundamental promover el bienestar en el interior, para irradiar hacia el exterior.

Estos son algunos consejos para cuidar tu piel desde el interior:

#1 - Complementar con probióticos

Como sabemos, los factores de riesgo de la disbiosis son omnipresentes en nuestro estilo de vida actual y cada vez más difíciles de evitar. Esta es la razón por la que la suplementación con probióticos sigue siendo el método preferido para superar este problema. Al restaurar el orden en la microbiota intestinal, la restauramos también en la microbiota cutánea que está intrínsecamente ligada a ella, y reducimos los fenómenos de inflamación.

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#2 - Consumir prebióticos

Para maximizar las acciones de los probióticos, ¡nada mejor que los prebióticos! Se trata de fibras, que además de participar en el confort intestinal, ayudan a que las bacterias se desarrollen y aporten los máximos beneficios posibles. Se encuentra en muchos alimentos ricos en fibra: Plátanos, frambuesas, zanahorias, rábanos, alcachofas, puerros, ajos, cebollas, trigo, cebada, centeno, semillas de chía, semillas de lino, nueces, pistachos, etc. Recuerda que las recomendaciones de ingesta de fibra rondan los 25 a 30 gr al día.

#3 - Tener una dieta saludable en general

Si las frutas y verduras hacen que la piel irradie desde el interior, gracias a la gran cantidad de fibras, micronutrientes y antioxidantes que contienen, otros alimentos favorecen los problemas de la piel. Es el caso de los alimentos ricos en azúcares, que estimulan la producción de sebo y, por tanto, la aparición de imperfecciones. El consumo excesivo de sal también es perjudicial para la belleza de la piel, ya que la reseca y la vuelve más opaca. Por último, también evitaremos alimentos demasiado ricos en grasas si queremos acabar con la piel grasa.

#4 - Bebe suficiente agua

Muchas veces hidratamos nuestra piel con cremas de todo tipo, pero hidratar la piel también (y sobre todo) implica hidratar todo el cuerpo. De hecho, el 30% de nuestras reservas de agua se encuentran en las células de nuestra piel, por lo que no olvidemos beber lo suficiente durante el día, al menos 2 litros todos los días.